El Museo de Arte de Lima: Un registro vivo del arte Nazca, Inca, y Precolombino

El Museo de Arte de Lima (MALI) es uno de los principales museos del Perú, ubicado en el Paseo Colón, frente al Museo de Arte Italiano, en el cercado de Lima. Su área de exposición total es de 4500  incluyendo las salas correspondientes a la colección permanente y a las exposiciones temporales.

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Es una construcción precursora en América Latina, pues es una de las más tempranas e importantes obras hechas con la técnica de construcción en fierro. Proyectado en el estilo neo-renacentista, fue diseñado por el arquitecto tailandes Antonio Leonardi. Rodeado de estatuas, jardines y zoológico, el Museo es de carácter artístico y tiene como tema el arte peruano a través de su historia.

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La colección está organizada de acuerdo a las épocas de la historia peruana; su colección incluye cerámica y textilería de las diversas culturas prehispánicas que existieron en los Andes, muebles coloniales, obras pictóricas de Pancho Fierro, Francisco Laso, Ignacio Merino, Carlos Baca Flor y otros pintores del período republicano, así como su exposición permanente que engloba 3 000 años de arte en el Perú.

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El Museo brinda cursos de artes plásticas, expresión corporal, guitarra, aeróbicos y danzas. También cuenta con servicios de filmoteca. Es uno de los principales museos del país, con una trayectoria reconocida en la conservación, investigación y difusión del arte peruano.

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Historia

El Palacio de la Exposición, edificio que alberga al Museo de Arte de Lima – MALI, es uno de los ejemplos más bellos de la arquitectura ecléctica limeña. Concebido y construido como sede de la primera gran exposición pública en nuestro país, la «Gran Muestra de Artes, Ciencias e Industrias», llevada a cabo con motivo de los cincuenta años de independencia, se adecúa fácilmente a las funciones del museo, ya que fue construido expresamente para fines expositivos. Fue edificado entre los años 1870 y 1871 durante el gobierno de José Balta. Se trata de un edificio precursor en América Latina, pues es una de las más tempranas e importantes obras hechas con la nueva técnica de construcción en fierro. Proyectado en el estilo neo-renacentista, su diseño y construcción se deben al arquitecto italiano Antonio Leonardi. La fabricación de las columnas, hechas en fierro e importadas desde Europa, es atribuida a la casa Eiffel. Rodeado por estatuas, jardines y un zoológico, el Palacio fue el corazón de uno de los proyectos urbanos más importantes del siglo pasado, siguiendo el ejemplo de las exposiciones universales europeas.

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Fue inaugurado en 1959 por la iniciativa de un grupo de personas que formaron el Patronato de las Artes. Esta asociación civil constituida en 1954 tenía por finalidad la promoción de la cultura y las artes en el Perú mediante la fundación de un museo de arte que, hasta entonces, no existía en el Perú.

Así, el Consejo de Lima les cedió, en comodato renovable, el edificio del Palacio de la Exposición construido para la Exposición Internacional de Lima de 1872 con el Parque de la Exposición. En marzo de 1956 se inició la restauración del edificio contando con el trabajo de los arquitectos peruanosHéctor Velarde y José García Bryce y con el financiamiento de los estados peruano y francés. La exposición inaugural realizada en 1957 fue sobre la industria y cultura francesa, en agradecimiento a la colaboración prestada.

El Museo de Arte de Lima se inauguró en 1959, y fue puesto al servicio del público el 10 de marzo de 1961 por el presidente Manuel Prado y Ugarteche, quien donó al Patronato la colección que fuera iniciada por su hermano Javier Prado y Ugarteche, empezando oficialmente sus labores en junio de ese mismo año.

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En 1966 se da la implementación y funcionamiento del laboratorio de restauración En 1974 el Palacio de la Exposición es declarado Patrimonio Cultural de la Nación. EN 1979 se emite la Resolución Suprema Nº 0047-79 ED, que declara al local del Museo intangible y destinado exclusivamente para fines culturales.

En 1986 se realiza la entrega del auditorio y de la biblioteca, al concluirse la remodelación del primer piso del museo En 1988 se lleva a cabo el inicio de las actividades del taller de conservación y restauración.

En 1993 se da la creación del Programa Amigos del Museo (PAM) con el propósito de fomentar un vínculo más cercano entre la sociedad y el museo.

En 1996 se realiza la primera subasta Anual del museo. En 1998 Se suscribe un nuevo acuerdo de comodato del edificio por 30 años más (hasta el 2028). Se crea el programa «Recuperando las Obras del Museo» En 1999 se realiza el primer Concurso Interescolar de Arte del MALI.

En el 2003 la Fundación Getty otorga una donación a la Biblioteca del museo para la adquisición de libros.El Museo de Arte de Lima se hace merecedor del Fondo del Embajador de la Embajada de Estados Unidos para financiar el Proyecto de estabilización y puesta en valor de la colección de textiles precolombinos. Se inaugura la Sala de Platería Colonial y Republicana, con el auspicio de Compañía de Minas Buenaventura.

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En el 2004 se crea el Instituto Superior Pedagógico del MALI. Celebración por los 50 años de fundación del Patronato de las Artes. Serpost emite un sello postal conmemorativo.

En el 2005 la Fundación MAPFRE de España otorga al MALI la I Ayuda García Viñolas para poner en marcha el Proyecto de catalogación y conservación de la colección de dibujos, grabados y acuarelas. Fundación Telefónica y el MALI crean el programa Arte Para Aprender, que busca contribuir con la enseñanza sobre la historia del arte en los niños y jóvenes.

En el 2006 se inaugura la Sala de Fotografía Juan Bautista y Carlos Verme. En el 2007 se realiza la primera Subasta y Fiesta de Verano del MALI. Se inaugura la Sala de Dibujo y Costumbrismo, gracias al apoyo de la familia Custer Hallett.

En el 2008 se concreta la obra de construcción de una nueva Sala de Textiles Precolombinos, gracias al valioso aporte de la Embajada de Alemania y las empresas textiles Creditex, Cía. Industrial Nuevo Mundo y Tejidos San Jacinto.

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El MALI cierra temporalmente sus puertas en el mes de junio para emprender un ambicioso proyecto de renovación, financiado por el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo – MINCETUR, a través del Plan Copesco Nacional y de aportes privados.

El 2010 el MALI reabre la primera etapa de su proyecto de renovación integral. Con nueva infraestructura y exposiciones temporales.

En la actualidad, forma parte de una de las zonas más dinámicas y transitadas de la ciudad, donde confluye un público numeroso y heterogéneo. Debido a su importancia, el Palacio fue declarado por el Instituto Nacional de Cultura – INC, monumento histórico y Patrimonio Cultural de la Nación en 1973.

Datos:

1869 El presidente José Balta ordena la construcción del edificio para que albergue la Exposición de Lima.

1872 Se inaugura el Palacio de la Exposición en julio, con ocasión de la «Gran Muestra de Artes, Ciencias e Industrias»

1872-1879 Sede de la Sociedad de Bellas Artes.

1880-1883 Guerra del Pacífico. El edificio sirve primero de banco de sangre y luego de cuartel para las tropas chilenas.

1889 En agosto, el Estado cede el edificio al Concejo Provincial de Lima.

1905-1935 Sede del Museo Nacional de Historia y del Ministerio de Fomento. Luego sirve a la Cámara de Diputados, a la Dirección de Tráfico y Rodaje, al Ministerio de Agricultura y, finalmente, como sede de la Municipalidad de Lima, después de que su edificio se incendiara en noviembre de 1923.

1955-1956 La Municipalidad de Lima cede en comodato renovable el edificio al Patronato de las Artes para que sirva de museo de arte. Empiezan las actividades culturales del Museo.

1956 Con la asesoría técnica de Alfred Westholm y Hans Asplund, enviados especiales de la UNESCO, se elaboró un proyecto integral de restauración y puesta en valor del edificio, llevado a cabo por los arquitectos José García Bryce y Héctor Velarde, y el Ingeniero Ricardo Valencia.

1957 Se inaugura la etapa inicial de restauración del edificio, respaldada por el Estado peruano y el gobierno de Francia, con ocasión de una gran exposición sobre la industria y la cultura francesa.

1961 Inauguración oficial del Museo de Arte de Lima, el 10 de marzo, con la apertura de sus salas de exposición permanente.

1973 El INC declara al Palacio de la Exposición monumento histórico y, por ser la sede de un museo, Patrimonio Cultural de la Nación.

 

Patronato de la Artes

En 1954, un pequeño grupo de 25 empresarios e intelectuales formó una asociación con el nombre de Patronato de las Artes con el afán de impulsar la cultura y el arte en el Perú. Su principal objetivo fue la fundación de un museo de arte en el país, que pudiera llenar uno de los grandes vacíos que entonces existía.

En apoyo a la iniciativa de crear un museo de arte en la ciudad, la Municipalidad de Lima cedió en 1954 al Patronato de las Artes el antiguo Palacio de la Exposición. Con el apoyo de la UNESCO, el arquitecto Hans Asplund y el museólogo Alfred Westholm formularon el primer proyecto moderno para un museo peruano, contando con la colaboración de los arquitectos Héctor Velarde y José García Bryce. La etapa inicial de restauración del edificio, respaldada por el Estado peruano y el gobierno de Francia, se inauguró en 1957, con ocasión de una gran exposición sobre la industria y la cultura francesa. Finalmente, el 10 de marzo de 1961 se inauguró oficialmente el Museo de Arte de Lima. El presidente Manuel Prado, a nombre de las familias Prado y Peña Prado, hizo entrega al patronato de la valiosa donación que constituye la Memoria Prado, formada a inicios del siglo XX por el ilustre intelectual Javier Prado y Ugarteche. Este legado permitió al Patronato imaginar la posibilidad de formar un panorama del arte en el Perú, desde la época precolombina hasta inicios del siglo XX, y continúa formando hasta hoy el núcleo central de las colecciones del museo.

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Misión del Patronato de las Artes, 1954
Principales objetivos definidos en el Estatuto fundacional del Patronato de las Artes:

  • Inventariar y catalogar científicamente el acervo artístico que existe en el país, no alcanzado aún por la acción oficial.
  • Organizar en el país, dentro de la técnica contemporánea, uno o más museos funcionales para albergar las colecciones propias del Patronato, así como las visitantes, dentro de un funcionalismo permanente que permita programar ciclos culturizantes destinados a atraer, educar y deleitar al gran público en cuanto se relacione con las bellas artes.
  • Promover las disciplinas, cursillos y conferencias que técnicamente sean aconsejables para preparar personal idóneo en los menesteres prácticos de las artes y para instruir y deleitar al gran público.
  • Organizar las bibliotecas y elementos de publicidad y de divulgación que sean indicados para los fines culturales del Patronato.
  • Auspiciar el intercambio internacional de becados de las disciplinas artísticas.
  • Promover periódicamente concursos en todas las ramas de las bellas artes, establecer el Salón Anual de las Artes Plásticas, y organizar exposiciones anuales de arte popular.
  • Auspiciar ante el Congreso y los Poderes Públicos la dación de leyes y reglamentos que estimulen y protejan los aportes que los mecenas y coleccionistas se resuelvan a hacer al Patronato.
  • Prestar su concurso técnico al Estado y a las instituciones oficiales para las comisiones y encargos que quieran confiar al Patronato y que este se halle capacitado para desempeñar.
  • Organizar ulteriormente el festival anual de las bellas artes con el concurso de los artistas nacionales y visitantes que se darían cita en la época y lugar escogidos para solemnizar tan destacado evento, festival que se convertiría en centro y motivo de atracción para el turismo internacional.

 

Exposiciones permanentes

La colección permanente del museo ofrece un recorrido desde el arte precolombino hasta la época actual, abarcando aproximadamente 3.000 años de arte en territorio peruano. Se divide en nueve salas.

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Incluye piezas artísticas de las culturas pre-incaicas (Moche, Nazca, Vicús, etc.), de la época incaica. Esta colección está compuesta por piezas de cerámica así como textiles y obras de orfebrería procedentes, principalmente, de ajuares funerarios que fueron hallados en sus ubicaciones originales a lo largo del Perú.

Los habitantes del antiguo Perú nos han legado un vasto patrimonio que nos permite acercarnos a las creencias y a la manera en la que las sociedades antiguas concibieron su entorno. A pesar de su indiscutible belleza, las piezas que vemos reunidas en las colecciones de un museo como el MALI no fueron concebidas como “obras de arte”. Tampoco habrían servido como representaciones de sus costumbres ni como elementos puramente decorativos. En la mayoría de casos, estos objetos fueron imaginados como símbolos de poder y como elementos propiciatorios en rituales de vida y muerte. Salvo contadas excepciones, la gran mayoría de estos artefactos formaban parte de los entierros de individuos importantes y fueron colocados dentro de las tumbas, ya sea como ofrendas dedicadas a los dioses o como objetos personales utilizados por el difunto en vida, que eran requeridos para asegurar su tránsito hacia el más allá. El objetivo habría sido el de dotar al difunto de poderes que le permitieran ocupar su lugar en un mundo paralelo, aquel poblado por los ancestros. Por ello, algunas piezas tales como los vestidos ceremoniales y la parafernalia ritual, fueron usados por el difunto en vida; mientras que otras, como las mascaras, los tejidos y gran parte de los ceramios, fueron producidos por sus súbditos a manera de ofrendas funerarias. Vemos que muchas de las imágenes que decoran las vasijas de cerámica, los textiles, los accesorios elaborados en metales preciosos,  o las escenas representadas en pinturas murales nos remiten a seres híbridos de rasgos sobrenaturales, a ceremonias religiosas y a narraciones míticas, representadas en distintas versiones variadas durante de miles de años. Es difícil y a veces imposible, desentrañar  el complejo sentido de estos símbolos, pero estas las obras que se presentan aquí nos abren una ventana al universo de creencias, valores y costumbres que se presentó hace quinientos años frente a los incrédulos ojos de los conquistadores españoles.

Esta se divide en periódos los cuales a continuación se mencionan:

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Precerámico / Arcaico (1000-1800 a.C.)

Durante el extensa etapa que abarca el proceso de domesticación y la transición que conlleva a la vida sedentaria en los Andes, las manifestaciones artísticas de este periodo se manifiestan principalmente en las imágenes de barro que decoran los primeros templos monumentales, los mates burilados, las figurinas de barro, así como en los primeros tejidos con diseños incipientes, como aquellos registrados en el sitio de Huaca Prieta, en la costa norte del Perú. Estos logros preceden al surgimiento de la cerámica, que recién se introduciría hacia el 1800 a.C. (Periodo Inicial), y solo se llegaría a difundir ampliamente durante el periodo Formativo.

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Horizonte Temprano / Formativo (1200-200 a.C.)

En el arte del periodo Formativo predominan una serie de imágenes de animales y seres divinizados con colmillos, que aparecen principalmente en la cerámica y en los adornos de metal. Se trató de un sistema iconográfico complejo relacionado a un influyente movimiento religioso e ideológico controlado por las élites Cupisnique y Chavín. Estas dos tradiciones contemporáneas, una asentada en la costa norte y la otra en la sierra de Huaraz, habrían estado vinculadas por una misma práctica ideológica. El felino, la serpiente, las aves rapiña, y los lagartos o caimanes que dominan el arte de la época, se representan  ya sea de forma naturalista o estilizada. En la cerámica, la  decoración se realizó mediante la técnica del modelado y la incisión de diseños. La forma más común de cerámica fina es la botella con un asa en forma de estribo, tipología que se mantuvo vigente en la región por miles de años.

En la región sur, el periodo Formativo estuvo representado principalmente por la cultura Paracas, que se desarrolló en la costa entre los valles de Pisco e Ica. Dos estilos claramente diferenciados se asocian a Paracas. El estilo Paracas Cavernas, nombrado por Julio C. Tello sobre la base de los contextos funerarios tempranos, se distingue por la excepcional decoración de sus ceramios, cuyos llamativos colores fueron obtenidos con resinas minerales aplicadas post-cocción. Posiblemente de una etapa posterior, el estilo Paracas Necrópolis se distingue por sus tejidos ceremoniales, los más finos de la época, elaborados en telas llanas bordadas en vivos colores. En ellas se aprecian seres híbridos de aspecto sobrenatural, los que parecen haber conformado un sistema iconográfico regulado que sentará las bases del posterior imaginario Nasca.

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Intermedio Temprano / Desarrollos Regionales (200 a.C.-600 d.C.)

Tras el ocaso de Cupisnique, aparecen en el norte una serie de desarrollos previos a la cristalización de la cultura Mochica. Estilos como Salinar y Virú, que preceden y luego conviven parcialmente con el desarrollo Mochica, surgen marcando un corte abrupto con las tradiciones anteriores. La tradición Virú, también conocida como Gallinazo, se caracteriza por introducir la técnica del negativo en la alfarería, principalmente en vasijas de doble cuerpo.

Con el fenómeno Mochica surgen entidades estatales que se instalan en los valles costeros del norte y se encuentran vinculadas a un complejo repertorio iconográfico, a la arquitectura y a los entierros funerarios de élite. El arte Mochica –cuyas principales manifestaciones fueron la pintura mural, la cerámica y del trabajo en metal-,  testimonia  la compleja estructura ritual y mitológica creada con el propósito de dignificar a sus dioses y legitimizar el poder de los  gobernantes. La pintura de línea fina plasmada sobre la superficie de la cerámica, estilo que adquiere relevancia en las fases tardías, contribuyó a plasmar con mayor detalle las escenas narrativas mitológicas.

En la sierra, la ruptura con la tradición del Formativo se evidencia con el florecimiento de las tradiciones Cajamarca, en la región del mismo nombre, así como del estilo Recuay, en el Callejón de Huaylas. Este último se caracteriza por el empleo de una arcilla blanca llamada kaolin para la elaboración de cerámica, principalmente escultórica. En el restringido repertorio de imágenes, predomina tanto la representación de sacerdotes que participan en rituales propiciatorios, como la presencia de un felino sobrenatural, identificado por los arqueólogos como “animal lunar” o “dragón encrestado”. Las distintas versiones en las que aparece representado han sido objeto de innumerables estudios iconográficos dedicados a rastrear su posible origen en el arte Moche o Recuay. El kaolín también es usado en la cerámica Cajamarca, aunque esta asume formas particulares como platos trípodes y cuencos, algunos de los cuales se encuentran decorados con motivos geométricos y lineales.

En el sur, la principal tradición artística de la época está vinculada al desarrollo de la cultura Nasca, que surge como una transición desde Paracas. La cerámica presenta formas características como las botellas con doble pico y asa puente, los vasos y las grandes urnas ceremoniales, decoradas con colores vivos sobre fondos cremas. Los principales motivos representados son personajes humanos y seres híbridos con apéndices, cuyo aspecto parece haber respondido a convenciones estéticas dirigidas por las élites. Tanto en la cerámica como en los tejidos aparecen animales como la orca, el colibrí y las representaciones fitomorfas, y la presencia de estos motivos en los geoglifos de Palpa y Nasca, sugiere una posible vinculación entre ambas tradiciones. La influencia Nasca llega a su mayor esplendor hacia el siglo IV d.C. con la principal ocupación en su capital Cahuachi.

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Horizonte Medio / Huari (600-900 d.C.)

Hacia el fin del estado Mochica, surgen una serie de estilos híbridos que se forman a partir de la fusión del estilo Mochica con desarrollos foráneos como Huari, procedente de Ayacucho, Nievería de la Costa Central y Lambayeque de la costa norte. Este momento de transición domina la región hasta el 900 d.C., momento en el cual la cultura Lambayeque -también conocida como  Sicán- adquiere mayor preponderancia. En su arte destaca el fino y elaborado trabajo en metal, así como el característico “Huaco Rey”, botella elaborada en serie que representa el rostro del personaje legendario Naylamp, identificado como un ser divino con ojos alados, orejas puntiagudas y que suele llevar orejeras colgantes. Se trata de una época donde se llevan a cabo una serie de transformaciones estilísticas y tecnológicas, que traen consigo un mayor control de las élites sobre la producción de objetos de culto. La elaboración de este tipo de piezas adquiere mayor dinamismo al centralizarse en talleres estatales.

En el sur, en la región de Ayacucho, el Horizonte Medio se define por el surgimiento del fenómeno Huari, estado que llegó a detentar un control político y religioso en gran parte del territorio central andino. Su cerámica polícroma y finos tejidos muestran un imaginario religioso complejo que legitimaba su poder, y que estaba compuesto por personajes humanos y seres híbridos dotados de una marcada geometrización. La influencia Huari abarca un amplio territorio que va desde la sierra y se extiende por toda la costa. Descubrimientos recientes, señalan la presencia de élites Huari en lugares costeños, como es el caso del valle de Huarmey, en la región de Ancash.

Intermedio Tardío / Estados Regionales (900-1400 d.C.)

Con el fin de la hegemonía Huari, surgen nuevamente una serie de tradiciones de carácter independiente y con rasgos particulares. En el norte imperará el reino Chimú, que se desarrolla sobre la base Mochica, y cuya influencia alcanza la región del norte de Lima.
Durante el apogeo de la sociedad Chimú, la producción de objetos ceremoniales –principalmente cerámica en moldes y  ricos ajuares funerarios en tejido, madera y metal– debió estar a cargo de talleres especializados que  funcionaron en Chan Chan, la ciudad capital ubicada en el valle de Moche.

Si bien las sociedades tardías de la costa sur no llegaron al nivel de desarrollo alcanzado por los Chimú, existen evidencias arqueológicas que dan cuenta de la gran calidad de su producción artística. La vistosa cerámica Ica-Chincha, por ejemplo, está representada principalmente por cuencos de fina factura, decorados con motivos geométricos que se inspiran  en tramas de tejidos.

En esta misma época, en el valle de Chancay, aparece una tradición aislada pero de gran fuerza artística, que destacó en la elaboración de cerámica y finos tejidos. La buena conservación de estos artefactos ha permitido tener acceso a una buena parte de ellos, que ahora son parte de las colecciones de los principales museos de arte prehispánico.

Horizonte Tardío / Inca (1400-1532 d.C.)

Con el advenimiento de la sociedad inca, surge un estilo artístico claramente definido y de formas restringidas. Se trata del llamado estilo Inca imperial, dirigido desde la capital de Tawantinsuyo, que está representado principalmente por keros de madera y aríbalos pintados con motivos geométricos, así como formas de plantas y animales. Se le reconoce también en las finas camisas ceremoniales decoradas con el característico motivo del tocapu, así como en las figurillas de metal que representan seres humanos y camélidos, realizadas probablemente para acompañar a los entierros de jóvenes sacrificadas en un ritual conocido como Cápac Hucha.

La secuencia estilística de la costa norte culmina con la conquista de los incas, la que da lugar a una serie de estilos híbridos que testimonian los mecanismos utilizados por este imperio para integrar y controlar a grupos regionales fuera de Cuzco. Las nuevas formas difieren del estilo Cuzco-Inca o Inca Imperial, caracterizado principalmente por el aríbalo con ingredientes locales y por motivos geométricos pintados sobre la cerámica.

Sala de textiles

Incluye gran variedad de piezas textiles elaborados por las culturas que habitaron la costa peruana. Las piezas más antiguas datan del 8.000 A.C (trabajos de cestería encontrados en la Cueva de Guitarreros. Esta colección está conformada principalmente por mantos funerarios, túnicas, capas, vinchas, cinturones, gorros, estandartes y hondas.

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Sala de arte colonial

Compuesto principalmente por piezas pictóricas de las escuelas limeña y cusqueña de pintura así como por algunas piezas de cerámica que se siguieron produciendo durante el Virreinato del Perú.

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Sala de platería

Esta sala fue inaugurada en el 2003 y presenta un recorrido por la evolución de la platería en el Perú desde la conquista española (siglo XVI) hasta el siglo XX. Estas piezas provienen de las colecciones privadas de personas como Javier Prado y Ugarteche, Luisa Álvarez-Calderón y Waldemar Schroeder Mendoza, caballero de la Orden de Malta.

Sala de arte republicano – Siglo XIX

Incluye piezas pictóricas de artistas peruanos como José Gil de Castro, Ignacio Merino, Francisco Laso y Luis Montero que presentan una pintura de tipo histórico y que refleja la realidad peruana de esos años.

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Sala de arte costumbrista

Incluye piezas de dibujo que retratan manifestaciones culturales (costumbres) tanto del siglo XIX como del siglo XX. Esta exposición es la mayor colección peruana de su tipo.

Sala siglo XX

Incluye piezas pictóricas de artistas peruanos como Teófilo Castillo, José Sabogal, Julia Codesido, Mario Urteaga y Ricardo Grau así como pinturas de estudiantes de la Escuela Nacional de Bellas Artes y del movimiento indigenista que floreció durante las primeras décadas del siglo 20 .

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Sala de fotografía

Incluye un completo panorama de la historia fotográfica peruana desde la época del daguerrotipo (1842-1859) hasta la actualidad tanto en sus manifestaciones limeñas como provincianas. Incluye también material del fotógrafo puneño Martín Chambi.

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Sala de arte contemporáneo

Incluye piezas artísticas producidas desde el año 1940 presentando obras de los artistas peruanos Fernando de Szyszlo, Tilsa Tsuchiya y Gerardo Chávez. Muestra igualmente las tendencias artísticas de las últimas décadas en el Perú como fue la tendencia popular que existió entre los años 1979-1990, el reflejo de la violencia terrorista durante los años 1980’s y las últimas producciones de los años 1990’s y 2000’s, donde se incluyen obras de artistas como Luz María Bedoya, Gilda Mantilla, Teresa Burga, Flavia Gandolfo, Elena Tejada, Milagros de la Torre, Juan Javier Salazar entre otros.

Exposiciones temporales

Desde su apertura en el año 1957, el Museo de Arte presenta permanentemente varias exposiciones temporales en diversas de sus salas. Inicialmente, estas muestras eran organizadas por el Patronado de las Artes pero actualmente recibe muestras auspiciadas por distintas organizaciones. El recorrido de estas muestras es independiente del recorrido de la colección permanente.

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Biblioteca «Manuel Solari Swayne»

En 1986, el Museo de Arte de Lima inaugura su biblioteca, bautizándolo con el nombre del señor Manuel Solari Swayne cuya biblioteca persona sirviera como punto inicial. Los tomos que se encuentran en esta biblioteca versan principalmente sobre artes plásticas, arquitectura, arte popular, fotografía, museología, conservación y gestión de colecciones visuales.

La biblioteca está suscrita a publicaciones actuales especializadas y, tanto a base de donaciones particulares como a un sistema de intercambio, su colección va en aumento. Actualmente la biblioteca cuenta con más de 10.000 volúmenes, 620 títulos de revistas tanto peruanas como extranjeras y una gran colección de diapositivas, videos y otros medios auiovisuales.

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Archivo de arte peruano

En 1996, se instaló el Archivo de Arte Peruano (AAP) que tiene como principal tarea organizar y divulgar la documentación y la información sobre arte peruano y artistas peruanos. Está principalmente orientado al uso de investigadores. Posee cerca de 2,080 portafolios de artistas plásticos peruanos y otros 500 portafolios temáticamente organizados sobre actividades artísticas y culturales a nivel nacional.

 

Instituto Superior Pedagógico

El Museo de Arte ofrece, a través de su instituto superior pedagógico la posibilidad de formación pedagógica profesional en especialidades artísticas. El título de profesor de educación artística se logra luego de un estudio de 5 años. También existen cursos de especialización de una duración de 2 años en «Promoción y Gestión Cultural» y «Pedagogía de las Artes» dirigido a profesionales de pedagogía.

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Programa «Amigos del Museo»

Como una forma de interacción con la sociedad, el Museo de Arte de Lima inició en 1993 el programa de Amigos del Museo que en la actualidad cuenta con aproximadamente quinientos miembros distribuidos en distintas categorías (benefactores, patrocinadores, galerías, familiares, individuales y estudiantes).

 

Cursos y talleres

El Museo de Arte de Lima posee también un programa de cursos y talleres abiertos al público en general. En un inicio destinados a la promoción de artistas infantiles actualmente se ha expandido ofreciendo varios tipos de cursos y talleres. Actualmente alberga a más de cuarenta mil alumnos en ciento seis talleres y tres sedes diferentes.

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Exposiciones actuales

Actualmente hay dos exposiciones en las instalaciones del MALI, las cuales son:

Miró: la experiencia de mirar
Curaduría: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofí­a
Lugar: Sala 1
Temporada: Del 22 de marzo al 24 de junio de 2018
Visitas: Martes a domingo de 10:00 a 19:00 h | Sábados hasta las 17:00 h | Cerrado los dí­as lunes y Dí­a del Trabajador (1 de mayo) | Primer viernes del mes (#NocheMALI) hasta las 22:00 h
Auspicio: Embajada de España en Perú, Telefónica del Perú, Repsol, American Colors, Country Club Lima Hotel, Nancy Leigh Transporte de Arte y Grupo Vallas.

El Museo de Arte de Lima y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía presentan Miró: la experiencia de mirar, una gran exposición dedicada a la obra del importante artista español Joan Miró (1893-1983). La muestra podrá visitarse del 22 de marzo al 24 de junio en la sala 1 del MALI (primer piso).

En la exhibición, organizada por el Museo de Arte de Lima y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, permitirá al público peruano acercarse por primera vez a la obra de uno de los artistas más importantes del siglo XX. Se presentan 18 pinturas y 6 dibujos en gran formato, así como 26 impresionantes esculturas representativas de su producción artística, en especial de los últimos veinte años de su vida, entre 1963 y 1981

«Lo que manda en mí, es el hecho plástico y poético; son las asociaciones de formas y de ideas: una forma me da una idea, esa idea me da otra forma y el conjunto desemboca en unos personajes, en animales, en no-sé-qué que no había previsto», refería Miró sobre su producción en 1974.

Con la curaduría de Carmen Fernández Aparicio; y la dirección de Manuel Borja-Villel y Rosario Peiró, director y jefa del área de colecciones –respectivamente- del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

 

Museo, de Juan Enrique Bedoya
Curaduría: Sharon Lerner
Lugar: Sala 2
Temporada: Del 4 de abril al 21 de octubre de 2018
Visitas: Martes a domingo de 10:00 a 19:00 h | Sábados hasta las 17:00 h | Cerrado los dí­as lunes y Dí­a del Trabajador (1 de mayo) | Primer viernes del mes (#NocheMALI) hasta las 22:00 h
Auspicio: Fundación BBVA Continental

El Museo de Arte de Lima presenta “Museo”, una exposición del reconocido fotógrafo peruano Juan Enrique Bedoya (Lima, 1966), reúne dos conjuntos de imágenes que registran espacios expositivos de diversa índole, realizados por el artista entre la década del noventa y el año 2018. Bedoya presenta una aguda mirada a la desacralización de la experiencia museal en el mundo contemporáneo, la evolución del coleccionismo y el mercado del arte. La muestra podrá visitarse del 4 de abril al 21 de octubre en la sala 2 del MALI (primer piso).

Juan Enrique Bedoya es uno de los artistas más interesantes de su generación. Desde fines de los ochenta incursionó en el campo de la fotografía, inicialmente retratando sujetos y espacios de Lima marcados por una estética ‘popular’ hasta entonces ausente en el imaginario artístico y cultural de la ciudad. A lo largo de los años Bedoya ha desarrollado múltiples proyectos en los que los límites del medio fotográfico –en particular como éste era entendido en términos modernos por una generación previa de artistas trabajando en fotografía– se difuminaban de modo intencional. Luego de más de treinta años de trabajo su interés por las distintas aristas de la cultura de masas adquiere un nuevo cariz en Museo.
La exhibición incluye el despliegue monumental de un conjunto de 179 imágenes tomadas por Bedoya entre inicios de la década de 1990 y el año 2018 en espacios expositivos de Perú, Estados Unidos y Europa –desde museos históricos, rurales o temáticos; hasta galerías y salas de arte contemporáneo– que evocan la idea del “Museo Imaginario” de André Malraux, y en su conjunto, plantean cuestiones sobre el cambiante carácter del espacio museal.
Las fotografías que rodean la totalidad de la sala se encuentran acompañadas de una cuidada museografía –concebida por el artista como parte integral de la propuesta– con mesas y vitrinas en las que se despliegan objetos y documentos. Se trata de una gran instalación en la que el artista es no solo de creador de imágenes, sino que asume el rol del curador y museógrafo para el desarrollo de un pequeño museo al interior del museo.
En Museo Bedoya logra que la ficción y la realidad, lo riguroso y lo absurdo, se den la mano en un ambiente donde se condensa una breve historia de la museología, en un museo de sus propias obsesiones.

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